Creo desde mi corazón y fluyendo.

 

Antes de comenzar, me tomo un momento para disfrutar del lienzo o papel puro que contiene una infinidad de posibilidades. Medito, escucho música inspiradora, dejo que la naturaleza me nutra, ... Esta es mi preparación. Me abro para recibir información pura y poder trasladarla al lienzo o papel.

 

Es importante que deje que mi corazón fluya con abundancia y armonía, para que la creación también refleje estas cualidades.

Mi sensibilidad me ayuda a conectarme con el flujo de mensajes que dan forma a la obra.

 

Una vez afinados, los colores, la imaginación, los movimientos y las apariencias surgen con naturalidad.

 

Mientras creando, sigo sintonizándome con el flujo y dejo que la obra emerja a su ritmo, mientras me rindo al proceso.

 

Al otorgar amor universal y paz profunda al espacio para fluir, la creación adquiere su esencia mágica.

El nacimiento de una obra natural con propiedades curativas.