Las personas tenemos un alma

Las personas tenemos un alma. Brillante, espléndido y precioso.

Nuestro alma está vivo y es real. Es quienes somos, en esencia.

Cuando estamos en silencio, en silencio absoluto, podemos percibirlo.

Lo encontramos en lo profundo de nuestro ser, más allá del mundo físico y de todo lo tangible.

El alma no es tangible, pero se puede experimentar y sentir. Se puede ver y oír.

Si nos abrimos, podemos conectar con nuestro alma tanto como deseemos. Podemos invitarlo a nuestras vidas como una presencia bienvenida.

El alma es tan sutil y real como la conexión invisible entre dos personas.

Las personas tenemos un alma. Brillante, espléndido y precioso.

Así como la luna atrae las aguas de la Tierra, el alma arde de amor y devoción en lo más profundo de los seres humanos… La humanidad es tan sensible al poder del alma, la inspiración, la armonía y el amor incondicional como el mar a la luna.

Las personas tenemos una alma. Una alma que siempre está ahí, sin importar a dónde vayas.

Y así es.